Acerca de la implausibilidad de la existencia de un órgano del lenguaje
Resumen
An the implausible existence of a language organ.
The present text tries to criticize the underlying idea to the thesis of the existence of an organ of the language: an internist conception of mind and language that ends up accepting that its purpose is human communication. The author will critically analyze the arguments of Chomsky, Pinker, and Anderson and Lightfoot as head representatives of such project. In its place, a defense will be made of an externist conception of the language that considers that its basic function is the inclusion of the speakers within the existing linguistic conventions of human societies.
Key words: Naturalism, internism, externism, linguistic rationalism, semantics.
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Para una contundente crítica de las posiciones conductistas en lingüísticapuede atenderse a Chomsky, Noam (1955), The Logical Structure of Linguistic Theory. New York: Plenum. Para la crítica específica del posicionamiento de Q. Skinner es conveniente dirigirse a Chomsky, Noam (1959), “Review of Skinner, 1957”, Language, 35, pp. 26-58. Para un análisis del impacto de las teorías chomskyanas en la lingüística durante la década de los sesenta, puede leerse Searle, John (1972), La revolución de Chomsky en lingüística. Barcelona: Anagrama, 1973.
Aunque su posicionamiento internista respecto del lenguaje data de mediadosde los cincuenta, los primeros estudios sistemáticos respecto de la existencia de un sistema biológico llamado lenguaje no aparecen hasta la década de los setenta, cuando se publica su tesis doctoral con el nombre de Estructura lógica de la teoría lingüística. Puede leerse, por ejemplo, Chomsky, Noam (1975), Reflexiones acerca del lenguaje. Barcelona: Ariel, 1977 y Chomsky, Noam (1980), Reglas y representaciones. México D. F.: FCE, 1983. Puede también atenderse a Piatelli-Palmarini, M. (ed.) (1979), Teorías del lenguaje, teorías del aprendizaje. Barcelona: Crítica, 1983.
Como se desprende de sus argumentaciones naturalistas en Chomsky, Noam (1994), Language and Thought. London: Moyer Bell y Chomsky, Noam (1998), Una aproximación naturalista a la mente y al lenguaje. Barcelona: Prensa Ibérica.
Ryle, Gilbert (1949), The Concept of Mind. Oxford: Oxford University Press.
Aunque es conveniente advertir que él mismo tildará a su proyecto de ‘materialismo unificacionista’, Chomsky, Noam (1968), El lenguaje y el entendimiento. Barcelona: Seix Barral, 1977, p. 162.
Hemos de advertir que en estas líneas se agrupan los tres argumentos quepermiten a Chomsky afirmar la potencial creatividad del lenguaje humano, pero que tan solo el primero de ellos (relativo a la capacidad de los hablantes de producir y entender un número potencialmente infinito de nuevas expresiones) puede ser abordado naturalistamente, ya que éste, a diferencia de los otros dos, es tenido como un ‘problema’ (que en la terminología de Chomsky apela a una incógnita que puede ser solucionada por medio de la investigación científica). Los otros dos elementos o definiciones de la potencialidad del lenguaje (que las emisiones lingüísticas son independientes a los estímulos y que son coherentes con el entorno) son considerados por Chomsky como ‘misterios’, por tanto no pueden ser analizados científicamente y tan solo pueden ser asumidos como insolubles e indemostrables por quedar fuera del espacio epistémico reservado al ser humano. Para una primera diferenciación entre ‘problemas’ y ‘misterios’ puede verse Chomsky (1975: cap. 4) o su más reciente Chomsky, Noam (1995), “Language and nature”, Mind, 104, pp. 1-61.
Un problema con el que suele encontrarse toda teoría naturalista es el llamadoproblema mente-cuerpo. Es decir, si concebimos el lenguaje como un estado mental, cuya estructura responde a fundamentos biológicos y físico-químicos, ¿cómo podemos explicar la naturaleza de dichos estados mentales sin reducirlos a (o identificarlos con) los procesos naturales mismos? Será precisamente la explícita militancia chomskyana en el naturalismo metodológico y en el materialismo no ontológico el que nos dé la respuesta, porque éste no exige que los principios de la teoría lingüística tengan (necesariamente) que identificarse con los términos de la teoría física o biológica, dado que, en primer lugar, desde la física de Newton carecemos de un concepto definido (y definitivo) de materia (con lo que el problema mente-cuerpo parece diluirse al difuminarse cualquier concepto de ‘cuerpo’) y, en segundo lugar, porque la historia de la ciencia (apelando a la unificación entre la física y la química a comienzos del siglo veinte) nos enseña que pueden fusionarse explicaciones afines sin necesidad de que uno de los sistemas desaparezca absorbido por el otro (algo que no aseguraría una ampliación del conocimiento sino, seguramente, todo lo contrario) y que es posible instaurar una ciencia cognitiva del lenguaje de corte materialista sin que se reduzca a ninguna de las ciencias naturales.
Para algunas observaciones acerca de la dificultad añadida de entender ellenguaje como un producto social o común, puede leerse Chomsky, Noam (2000), New Horizons in the Study of Language and Mind. Cambridge: Cambridge University Press.
La primera referencia a la dicotomía entre lengua-E y lengua-I podemos encontrarla en Chomsky, Noam (1986), El conocimiento del lenguaje. Madrid: Alianza, 1989.
El dominio al que se refiere aquí la teoría de Chomsky es lo que en el títulodel epígrafe aparece como ‘módulo’. Aunque es cierto que a veces el propio Chomsky emplea la terminología fodoriana para referirse a su ‘órgano del lenguaje’, esta caracterización no asume la arquitectura fodoriana de lo mental ni su concepción modular de la mente, tanto por sus consecuencias funcionalistas como, en especial, porque (a diferencia de Fodor) concibe el lenguaje como no plenamente encapsulado y como un sistema de entrada y de salida (y no sólo de salida), por lo que obligatoriamente estaría interconectado con el sistema central y no quedaría como un módulo más (como en la arquitectura fodoriana). La teoría fodoriana puede consultarse en Fodor, Jerry (1983), Modularity of Mind. Cambridge (Ma.): MIT Press. El alejamiento de las teorías fodorianas permite a Chomsky distanciarse también de muchas de las críticas que ha recibido desde posiciones externistas el computacionalismo fodoriano, basado en la clausura física de lo mental y en la ‘estrechez’ del contenido, y le permite también escabullirse de la crítica de Skidelsky respecto a la esencialidad ontológica presente en la noción sustancial de módulo que presenta el programa de Fodor. Cf. Skidelsky, Liza (2006), “Modularidad e innatismo: una crítica a la noción sustancial de módulo”, Revista de Filosofía, Vol. 31, No. 2, 2006, Universidad Complutense de Madrid, pp. 83-107.
Tal y como se desprende de análisis como los de Newmeyer, las operacionesde la sintaxis parecen ser sensibles en todas las lenguas a las complejas relaciones jerárquicas establecidas entre las diferentes unidades lingüísticas presentes en una expresión. Cf. Newmeyer, Frederick (1998), Language Form and Language Function. Cambridge (Ma.): MIT Press.
Un caso paradigmático tal vez pueda ser el que constituye el análisis del casode ‘Genie’, una niña que fue rescatada tras trece años de aislamiento y cruel cautiverio sin haber tenido nunca contacto lingüístico con otros seres humanos más allá de los abusos y agresiones físicos de sus captores. El caso puede consultarse en Curtiss, Susan (1977), Genie. New York: Academy Press.
El ejemplo que supone Chomsky es un tanto incomprensible porque presupone la jerarquización modular de la mente previamente rechazada: supongamos un hablante del inglés que tras un accidente pierde la capacidad de hablar, entender y pensar lingüísticamente a pesar de no tener afectados los centros del lenguaje y que, tras una intervención quirúrgica, recupera la normalidad. ¿Diríamos que durante ese periodo el individuo sabía inglés? Para Chomsky, evidentemente, la respuesta es positiva, porque presupone una jerarquización que permite reducir semántica a sintaxis, permitiendo afirmar el conocimiento del lenguaje (y de cualquier otra capacidad cognitiva) si existe la arquitectura subdoxástica necesaria para que se pueda desarrollar dicha capacidad. Cf. Chomsky, Noam (1980), Reglas y representaciones, pp. 60-61. Desde nuestro punto de vista, este argumento comete el error de confundir los niveles doxástico y subdoxástico, elevando a un nivel personal aquellas competencias que tan solo disponen de un carácter estructural y arquitectónico. Debo a Liza Skidelsky dicha observación (comunicación personal). Para más detalles, puede consultarse su Skidelsky, Liza (2007), “La distinción doxástico-subdoxástico”, Crítica, vol. 39, no. 115, pp. 31-60.
La tesis de la autonomía de la sintaxis aparece por primera vez en Chomsky,Noam (1957), Estructuras sintácticas. México D. F.: Siglo XXI, 1974. El análisis empírico de los elementos que permiten demostrar dicha tesis pueden encontrarse en Chomsky, Noam (1975), Ensayos sobre forma e interpretación. Madrid: Cátedra, 1982, pp. 33-74.
Cf. Damasio, Antonio (1994), El error de Descartes. Madrid: Crítica, 2005.
Es, desde nuestro punto de vista, este esquema neocartesiano de explicaciónel que permite inferir que, en realidad, Chomsky permanece en la concepción del lenguaje como un elemento cuya finalidad es la comunicación. Desde el punto de vista racionalista, al postular la prexistencia de la estancia del lenguaje, damos por supuesta la pertenencia de ciertos elementos gramaticales y sintácticos que se ‘activan’ según los elementos empíricos presentes, presuponiendo entonces la ‘presencia’ de un elemento que escapa a nuestro control y que es el encargado de dictaminar desde dentro el modo en que será nuestro lenguaje, aunque sea necesario el aprendizaje de las sintaxis particulares. En pocas palabras, lo que parece estar presuponiendo la lingüística chomskyana es la presencia de un homúnculo en la mente del hablante que le indica cómo hablar, por lo que (sumado al supuesto privilegio de especie que supone el lenguaje) haría aparecer al órgano del lenguaje como el modo necesario por el cual nos comunicamos.
Es necesario indicar que Chomsky considera que a partir de una cierta edadparece que es imposible que un niño pueda adquirir correcta y adecuadamente el lenguaje, como demuestra el caso de ‘Genie’, dado que parece ser que el órgano del lenguaje se atrofia al carecer de estímulos reales.
Aparte de las críticas que se detallan a continuación, queremos resaltar queapelar a una idealización supone una contradicción interna dentro del programa chomskiano que, recordemos, en principio presupone un panorama ‘popperiano’ para la adquisición del lenguaje, es decir, lo que parece indicarnos es que el niño formula hipótesis a partir de la observación de regularidades y, poco a poco, va abandonando dichas hipótesis en favor de otras a partir de nuevas observaciones, abandonando hipótesis plausibles por otras de alto orden. Pero esto significaría recurrir a una posibilidad abstracta perfecta (similar a la existente en la apelación a una comunidad lingüística ideal) que presupondría la construcción de misterios insolubles incapaces de dilucidar la naturaleza de aquello que parece querer describir y explicarse naturalistamente. Cf. Sampson, Geoffrey (2007), “There is no language instinct”, Ilha do Desterro, Universidade Federale de Santa Catarina (en prensa), especialmente pp. 7-8.
Son muchos y muy dispersos los pasajes en los que Chomsky habla acercadel origen del lenguaje. Algunos ejemplos pueden encontrarse en Chomsky, Noam (1988), El lenguaje y los problemas del conocimiento. Madrid: Visor 1989; Chomsky, Noam (2002), On Nature and Language. Cambridge: Cambridge University Press, y Chomsky, Hauser y Fitch (2002), “The faculty of language: what is it, who has it and how did it evolve?”, Science, No. 298, pp. 1569-1579. Para una reconstrucción del planteamiento evolutivo chomskiano puede consultarse el capítulo 5 de Jenkins, Lyle (2000), Biolingüística. Madrid: Akal, 2002.
Sobre los peligros de la clausura física del mundo hemos advertido enColomina, Juan José y Raga Rosaleny, Vicente (2006), “Sobre libertad y necesidad: una crítica al fisicalismo desde la posición de Dennett”, en Actas del V Congreso de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España. Granada: Universidad de Granada-SLMFCE, pp. 467-470.
Cf. Dennett, Daniel C. (1995), Darwin’s Dangerous Idea: Evolution and Meaning of Life. London: Simon y Schuster. Para una revisión de las teorías dennettianas acerca de la evolución, con las que simpatizo, puede atenderse a Colomina, Juan José (2004), “El papel de la evolución en la teoría de Daniel C. Dennett”, Arbor, Tomo CLXXIX, nº 705, Madrid, CSIC, pp. 247-264 y Colomina, Juan José (2006), “Criaturas y creaturas: conciencia, evolucionismo e intencionalidad en la filosofía naturalista de Daniel C. Dennett”, Contrastes, Revista Internacional de Filosofía, Vol. XI, Málaga, Universidad de Málaga, pp. 97-115.
Cf. Pinker, Steven (1994), The Language Instinct: The New Sciencie of Language and Mind. London: Alle Lane.
Los ejemplos que Pinker emplea se refieren a la formación de términos enplural en inglés a partir de su singular, como la forma incorrecta ‘sabre-tooths’ en lugar de la correcta ‘sabre-teeth’ para referirse a un tigre dientes de sable.
Pero no sólo ocurren estos errores en el aprendizaje de los niños, sino tambiénen el aprendizaje de una segunda lengua, como demuestra el caso (real) de un alumno que confundió el término erróneo ‘fratella’ con el correcto ‘sorella’ para referirse en italiano al término castellano ‘hermana’.
Un famoso caso propuesto por Pinker (1994: 33ss.) podemos encontrarlo en el análisis de los pidgin. Cf. Bickerton, D. (1990), Language and Species. Chicago: University of Chicago Press, capítulo 4. Un pidgin es un sistema de comunicación que entra en funcionamiento para mediar entre dos hablantes de lenguas diferentes en determinados momentos, por ejemplo, en el caso de un trueque. Cuando es un niño de una de las dos tribus el que aprende dicho sistema de comunicación, se denomina ’criollo’ (término que apela a la mezcla entre dos culturas). Los pidgin son sistemas simples, mientras que los criollos son sistemas más complejos, con una estructura compleja capaz de traducir inmediatamente los términos de una lengua a otra, lo que presupone una capacidad gramatical innata que permite dicho tránsito de modo continuo. Sin embargo, todo hay que decirlo, a Bickerton también podríamos acusarlo de reduccionista, porque la asimetría marcada entre los criollos y los pidgin parecen mostrar una discontinuidad que precisamente denegaría la autoridad de su argumento al pretender que los criollos tengan más capacidad cognitiva que los pidgin cuando partimos del mismo principio de adquisición.
Alguien podría criticar este argumento apelando a las teorías de Jackendoffrespecto de la adquisición, por parte de ciertas personas, con deficiencias auditivas, del sistema americano de lengua de signos (ASL). Cf. Jackendoff, Ray (1993), Patterns in the Mind. New York: Harvester. Presuntamente, los estudios computacionales de Jackendoff mostrarían que la estructura lingüística de los hablantes está biológicamente gobernada más que socialmente adquirida, dado que aquellos que aprenden el ASL muestran cierto tipo de estructuración cerebral y computacional característica que permite inferir una cierta arquitectura característica de sustentación gramatical. No obstante, desde nuestro punto de vista, esta crítica no se sostendría, dado que más que la existencia de una estructuración determinada en los hablantes, lo que encontramos es una cierta distribución cognitiva característica, marcada normativamente por un determinado lenguaje, que permite estructurar la gramática de cada una de las diferentes lenguas de forma distinta, según sus propias reglas de constitución. Para una revisión más concienzuda del argumento de Jackendoff y de ciertos aspectos de la obra de Pinker, puede leerse Dennett, Daniel C. (1994), “Review of Jackendoff/Pinker”, The London Review of Books, Vol. 16, no. 12, pp. 10-11.
Cf. Anderson, Stephen R. y Lightfoot, David W. (2002), The Language Organ: Linguistics as Cognitive Physiology. Cambridge: Cambridge University Press.
Una primera formulación de estos argumentos puede encontrarse en Lightfoot, David W. (1999), The Development of Language. Acquistion, Change, and Evolution. Oxford: Blackwell, cap. 3. También puede verse la argumentación de Anderson y Lightfoot (2000), “The human language faculty as an organ”, Annu. Rev. Physiol., No. 62, pp. 1- 23, especialmente pp. 17-20.
El capítulo 5 de Lightfoot (1999) analiza la existencia de varios datos lingüísticos primarios que permitirían explicar desde un punto de vista innatista este tipo de variaciones complejas.
Para un análisis previo y detallado de este argumento puede verse Andersony Lightfoot (2000: 3-17). El capítulo 9 de Lightfoot (1999) analiza la posibilidad de que el lenguaje sea un órgano disfuncional, dado que no llega a usar todo lo que es capaz de generar ni genera todo aquello que llega a requerir; un problema relacionado con el tercer argumento expuesto a continuación.
Anderson y Lightfoot (2006), “Biology and language: a response to Everett (2005)”, Journal of Linguistics, 42, pp. 377-383, especialmente p. 380. Para una respuesta a esta y otras contrargumentaciones, léase Everett, Daniel L. (2006), “Biology and language: response to Anderson y Lightfoot”, Journal of Linguistics, 42, pp. 384-393.
Cf. Everett, Daniel L. (2005), “Biology and language: a consideration ofalternatives”, Journal of Linguistics, 41, pp. 157-175, especialmente p. 163.
Gould, Stephen Jay (1993), Ocho cerditos. Madrid: Alianza, 2006.
Millikan, Ruth G. (2005), Languages, a biological model. Oxford: Oxford University Press.
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